Mientras
Capri Cavanni disfrutaba del calor de su baño sauna, sintiendo las gotas correr por entre sus tetotas y hacia su estómago plano, una mujer caliente entró y le dejó muy en claro a
Capri Cavanni que no la dejarÃa en paz. Tan pronto como
Karlie Montana dejó caer su toalla y comenzó a masturbarse ahà mismo,
Capri Cavanni supo que no resistirÃa la tentación de unirse a ella.
Karlie Montana tomó la batuta, acariciando el cuello y las orejas de
Capri Cavanni y abriendo las piernas todo lo que pudo para poder meterle los dedos y lamerle el coño tan bien como una experimentada puta lesbiana.
Capri Cavanni hizo todo lo que le pidieron, lamiendo con lujuria cuando
Karlie Montana dejó caer su jugoso trasero en su cara, para después lamerle el clÃtoris hasta que
Karlie Montana se vino con todas su fuerzas dentro de su boca.